LAS GUERRAS Y LOS NIÑOS

Buscando en algunos archivos en mi computador, me encontré con un texto que escribí para la Radio Chilena. En esa época colaboraba con el espacio "saber comer". Al leerlo, después de un tiempo olvidado, me sobrecogió. Este escrito lo hice al inicio de la invasión a Irak y hoy deseo compartirlo con todo aquel que, por un designio sibilino, decida ingresar a este blog. Aquí va:

"Difícilmente los humanos podríamos haber concebido algo más cruel que las guerras. Tal vez sí, algunos regímenes políticos totalitarios, hacen lo que las guerras pero en forma pausada: destruir la vida y la esperanza de quienes la conservan. Los niños de Irak están enfrentado ambos flagelos. Por una parte, los efectos de una conducción política sanguinaria y despiadada y por otro lado las consecuencias de un muy poderoso salvador, auto llamado liberador. Este último ha encontrado una forma extraña de combinar el amor y el odio en un bombardeo, una extraña mezcla de municiones, medicamentos y alimentos. Un cruento concurso: a quien no lo alcanza una bala o un bombazo, le corresponde pan y medicinas.

Hace algunas semanas, exactamente el día 18 de marzo, mi hija menor, con mucha tristeza nos comentó: “pasado mañana estoy de cumpleaños y voy a morir”, extrañados le preguntamos el porqué, respondiendo: “porque empieza la guerra”... No puedo dejar de pensar en lo que sentirán los niños irakies, sí nuestros niños en Chile sienten así.

En este espacio, “saber comer”, mi misión es abordar temas relativos a la alimentación. ¿Pero como eludir la sensación de nauseas que produce una guerra y no expresarla?. En Irak, los niños, mujeres y ancianos, integrantes muy vulnerables de la sociedad sufren la carencia de alimentos, sufren de hambre. Las secuelas de la desnutrición se apoderan de la salud de mente y cuerpo. Sin embargo, existe una carencia aún más severa, el compromiso de la humanidad con la vida, en particular el de aquellos que proclamados poderosos, como Bush y Blair deciden eliminar el nefasto gobierno de Sadam Hussein a costa de la vida de todos los miles de inocentes. Y digo todos porque aquellos que no pierden la vida, sus vidas pierden el amor de quienes parten y con ello también parte de la esperanza.
Las campañas de ayuda post guerra constituyen un eslabón solidario de la sin razón de la guerra, como la reconstrucción, como la absurda ayuda que acompaña la estrategia bélica. También lo es el programa alimentos por petróleo. Nada de ello es necesario sin guerra, sin bloqueo y sin la activa participación de las potencias, en la creación de tiranías poderosamente armadas que existen en el mundo".